Ya pasaron ocho años desde que, tras aquella paliza que Hindú le encajó al CASI en 2004 (44-0), colgó los botines y guardó la pilcha de jugador en el placard. Pero su estela, su magnetismo, siempre continuaron presentes en el Atlético. Y por eso, después de varios amagues, de muchas idas y vueltas, se decidió y regresó oficialmente a darle una mano a su club. ¿Dónde? En la Pre Intermedia, división que dirigirá junto a Marcos Garicoche y Facundo y Pedro Rodríguez. "Me convocó el head coach Enrique Pichot y me gustó el desafío. Si bien en 2005 fui a ayudar en un par de entrenamientos, nunca antes había entrenado en serio y la verdad es que su proyecto me entusiasmó. Además, voy a estar laburando con amigos de mi camada y eso todavía lo hace más tentador. Todos queremos que al club le vaya mejor; ese es el objetivo", explica el ex apertura, que entre 2001 y 2003 repartió su magia en Italia, más precisamente en el Cavalieri, un club ubicado en la localidad toscana de Prato.
¿Por qué Pichot le ofreció ser parte de la movida? Simple, porque confía en él. "El Colo es un tipo que nos puede ayudar en todo. Hoy está estudiando y aprendiendo para enseñar lo mucho que sabe. Tiene una enorme claridad para ver y entender el rugby y nosotros queremos ayudarlo para que pueda inculcárselo a los jugadores. Es cierto que está haciendo sus primeras armas en esto de ser coach, pero cuando le tocó jugar dio todo por su club y no tengo dudas de que como entrenador será igual. Es muy lindo ver como los más chicos los buscan y lo respetan", cuenta Kike, que al igual que en 2011 volverá a estar al frente de la Primera de la Academia, aunque su ladero ya no será Gustavo Cohen, sino Sebastián Báncora.

-¿Por qué no te acercaste antes a dar una mano?
- Porque ahora ya no laburo más de noche durante la semana y eso me permite ir a todos los entrenamientos del club. Antes, cuando tenía el boliche en Perú Beach (Toien), era imposible porque se me superponían los horarios.
-¿A qué le gustaría al Colo que juegue su equipo?
-A mí siempre me gustó el juego vistoso. Soy un tipo que amo el juego de muchos pases y poco contacto. Pero hoy por hoy el rugby cambió; ya no se puede jugar a eso. Y más por cómo están las defensas en la actualidad. Porque la realidad es que hoy ganan los equipos que tienen buenas defensas. Y para penetrar a estos equipos tenés que hacer mil fases; antes con una o dos ya te alcanzaba para abrir la pelota y lastimar por afuera.
-¿Este es el comienzo para, en un futuro, quizás dirigir a la Primera del CASI?
-Hoy te digo que no, porque para ser un buen head coach de Primera tenés que dedicarle mucho tiempo al rugby y yo no lo tengo. Además, tengo otras prioridades: el trabajo y mi familia -se casó en diciembre de 2010-. Así que salvo que me gane el Quini 6, el Loto o algunos de esos premios, le voy a dejar todo el laburo al Kike, ja.
-Entonces en la Pre estás bien...
-Muy bien. Para mí es un placer entrenar a la Pre. Es como mi oasis. Porque después de un día de laburo, llego al club y me desconecto. Para mí es como una terapia win-win. Me relajo, lo disfruto y, por sobre todo, le doy una mano a mi club. ¿Qué más puedo pedir?
Patricio Miguel Fuselli, después de ocho años, volvió a meterse en la cocina del Atlético, de su casa. Está entusiasmado y su sentimiento queda claro en cada palabra, en cada oración. Y colorín, colorado, este cuento recién ha comenzado...
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